Declaración de la “Red Latinoamericana y el Caribe por la reducción de la producción de plásticos con metas globales vinculantes” -integrada por Taller Ecologista (Argentina); Red de Acción por los Derechos Ambientales RADA (Chile); Red Mexicana de Acción Ecológica (México); Mar Viva (Costa Rica, Panamá y Colombia); Toxisphera (Brasil); Fundación PlastiCo (Ecuador); Red acción en plaguicidas y sus alternativas para América Latina, RAPAL (Uruguay)- en torno del articulo “Inventario de emisiones de la contaminación por macroplásticos desde el ámbito local al mundial”.

El 4 de septiembre de 2024, la revista Nature publicó un desafortunado artículo denominado “A local-to-global emissions inventory of macroplastic pollution”. Entre las conclusiones de dicha investigación, se dice que “tirar basura es la fuente de emisión de contaminación por plásticos más grande en el norte global, y en el sur global serían los residuos no recolectados, atribuyéndole la culpa de la contaminación plástica a países del sur global.

Diseñado para cambiar el foco en las negociaciones del Tratado Global de Plásticos

Desde el 2019, año en que se acordó la resolución 5/14 que dio inicio al proceso de negociaciones de un instrumento jurídicamente vinculante para detener la contaminación por plásticos (el tratado global de plásticos), las organizaciones defensoras de la naturaleza y de la justicia ambiental; y los gobiernos que de verdad quieren cumplir con este mandato han luchado para que se aplique una perspectiva del “ciclo de vida completo” del plástico. Esto tiene sentido porque si no se aborda la reducción de la producción, la transparencia y trazabilidad de las sustancias químicas y la prohibición de las que son tóxicas (GCT, 2024), ningún esfuerzo para el manejo de residuos será suficiente.

Hoy, ad portas de la última reunión de negociación del texto del tratado (INC5), que se realizará en noviembre de este año, las posibilidades de que en el tratado quede establecida la reducción de la producción de plásticos aún existen, pero se debilitan progresivamente por la presión de los países petroleros y las acciones de la industria, y la ciencia vinculada a ella.

No es casualidad que se publique un estudio que concluye que la fuente de contaminación por plásticos son los residuos y no la producción, dos meses antes de que se cierren las negociaciones del tratado.

Es una promoción encubierta de falsas soluciones para el sur global, como la incineración y los créditos plásticos

Sostener que los países del sur global son los responsables de la contaminación por plásticos por medio de cuantificaciones de lo obvio y visible (los macroplásticos no recogidos), es un claro ejemplo del racismo epistémico prevaleciente que sigue afectando a nuestras regiones.

Además, consideramos que este tipo de estudios que pretenden reducir el problema a la gestión de residuos, es una clara estrategia para promover las falsas soluciones en nuestra región. Tampoco es casualidad que tecnologías sucias como el reciclaje químico, la incineración, el coprocesamiento, además de instrumentos económicos fraudulentos como los créditos plásticos sean ampliamente difundidos por los patrocinadores de este artículo. Dichos créditos además de exacerbar procesos de injusticia ambiental, tienen fallas graves y serias dudas en la financiación, la adicionalidad, la transparencia, los requisitos básicos de auditoría y la eliminación de plástico del medio ambiente (BFFP, 2024).

El Tratado de Plásticos, que actualmente se está negociando, no debe basarse en enfoques racistas y colonialistas provenientes de una ciencia occidental que culpa a los países pobres de ser los principales contaminadores, cuando son precisamente las grandes corporaciones globales las que saquean a estos países y utilizan a nuestros cuerpos y territorios como sus vertederos.

Comercio de basura plástica, tráfico ilícito y sus responsables

La producción global de plásticos ha crecido exponencialmente durante los últimos 60 años, pasando de medio millón de toneladas anuales en 1950 a 460 millones de toneladas en el 2019 (Fundación Heinrich Böll, 2020).

Uno de los resultados del crecimiento exponencial de la producción de plásticos, es el comercio internacional de desechos plásticos. Dada la incapacidad técnica y financiera para gestionarlos de forma eficiente y segura en ninguna parte del mundo, los países desarrollados envían los residuos plásticos de poco valor, a países en vías de desarrollo, muchas veces de manera ilegal. De hecho, el comercio internacional ilegal de basura plástica se encuentra estrechamente vinculado con el tratamiento ilícito de los residuos en los países de destino, donde los desechos plásticos se incineran de forma descontrolada, se depositan en vertederos o se tiran para evadir los costos de tratamiento (EIA, 2021, Interpol, 2018). “A local-to-global emissions inventory of macroplastic pollution” es omiso en mencionar que el origen de esta basura plástica está en los países desarrollados, siendo los principales responsables de esta contaminación.

Asimismo, las modalidades a través de las cuales se realiza el tránsito, reproducen relaciones de dominación, fungen como caldo de cultivo para la criminalidad, y operan en perjuicio de las poblaciones más vulnerabilizadas, quienes terminan por internalizar los costos que la industria del plástico origina y esconde. Esta práctica, cada vez más común en la región Latinoamericana y del Caribe, implica graves consecuencias para la salud pública, la justicia ambiental, los derechos de los pueblos y la naturaleza (MarViva, 2022).

Desde 1988, se han exportado más de 250 millones de toneladas alrededor del mundo, un tercio de los cuales se ha originado de Estados Unidos, Japón y Alemania, dirigidas principalmente hacia los países del Sur global, “lo que permite a los países de altos ingresos y alto consumo evitar los impactos sociales y ambientales directos de su problema plástico” (EIA, 2021).

Conclusiones

En el marco de la fase final del proceso de negociación del tratado global para detener la contaminación por plásticos, las organizaciones integrantes del Red rechazamos tajantemente que un artículo como este sea tomado en cuenta en las negociaciones por responder claramente a los intereses de la industria del plástico.

Al no abordarse el origen del problema, se avala que continúe la descontrolada y creciente producción de plásticos. Además revictimiza a las comunidades más vulneradas que terminan recibiendo las pesadas cargas ambientales y sanitarias, mientras que en el otro extremo de la cadena de producción de plásticos se generan enormes ganancias.

El solo manejo de los residuos será siempre insuficiente si antes no se ponen candados a la descontrolada producción de plásticos desechables innecesarios; a la prohibición de sustancias químicas tóxicas y peligrosas; y a los negocios de la industria petroquímica y de las grandes marcas de distribución de envases plásticos desechables que lucran con la contaminación por plástico.

Desde la realidad que se vive en nuestra región, creemos que artículos como este, provenientes de la ciencia occidental y que mantienen una tradición colonialista y racista, evita mirar la raíz del problema e ignora las causas estructurales, profundizando así los grandísimos problemas de pobreza, hambre, desempleo, desigualdad, injusticia y desesperanza profunda que vivimos en nuestra región.

Para detener la contaminación por plásticos es fundamental abordar la cadena completa de los plásticos y eliminar el conjunto de injusticias que se genera en toda ella. Reducir las soluciones a recoger y gestionar todo el plástico del planeta no acabaría con la contaminación por plásticos. Como dice el viejo refrán: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.

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