La charla se dio en el marco del Ciclo de Conferencias 2009, organizado por la Asamblea Ciudadana Ambiental.
En diálogo con La Prensa Federal Stancich, sostuvo que su exposición está basada “en la iniciativa de implementar infraestructura en la región que está siendo impulsada por los 12 gobiernos de América del Sur, cuya sigla es IIRSA (Iniciativa para la integración de la Infraestructura Regional Suramericana), que consta de una cartera de más de 500 proyectos, que prevé una inversión total de casi 70 mil millones de dólares”.
La integrante del Taller Ecologista de Rosario planteó que esta concepción de integración “para nosotros no es una integración de los pueblos ni de la gente, sino que es una integración para afuera, porque si uno analiza la infraestructura esta es para poder extraer materias primas lo más rápidamente posible para exportar. Las principales beneficiarias son las empresas y no la gente”.
Al mismo tiempo Stancich, no descartó que alguno de los proyectos previstos no sean necesarios “como arreglar alguna ruta o algo referido a la seguridad vial. En general los proyectos tienen que ver con infraestructura de transporte, de energía y de telecomunicaciones”.
La ecologista dedicó un párrafo especial para el programa Hidrovía Paraguay-Paraná “que resurge con esta iniciativa como uno de los ejes de integración. Este es un proyecto que nosotros venimos resistiendo desde la década del noventa con organizaciones de Brasil, Paraguay, Bolivia, Uruguay y Argentina, por los potenciales daños ambientales y sociales que puede causar en todo el territorio”.
Los daños
Stancich, explicó que “a partir de la campaña que hicimos en los 90´, el proyecto de alguna manera se estancó, ya que tanto los gobiernos de Paraguay y de Argentina, emiten dictámenes que dicen que los estudios de impacto ambiental no son suficientes para tomar una decisión. Brasil, por su parte, decide sacar un tramo de la Hidrovía para que no afecte sus humedales, que son los más grandes del planeta. En tanto, el Banco Interamericano de Desarrollo (Bid) sostuvo que no iba a financiar la obra por los daños ambientales que iba a causar”.
En el 2005 se presentó un nuevo estudio de consultoría, en este los daños a la naturaleza son menores que el anterior, “pero el punto crítico, que nos preocupa mucho, es que sigue planteando derrocamientos en el río Paraná, incluso con un volumen mayor que el anterior. Hay 5 o 6 puntos sobre el río Paraguay que requieren voladuras de rocas del lecho”.
Acerca de esto indicó que el problema es que “las rocas ejercen una especie de control geomorfológico en los ríos y regulan toda la humedad aguas arriba y en épocas de sequía como las que estamos viviendo el hecho de que no estén estos controles rocosos implica mu¬cha mayor sequía. Y cuando hablamos de cambios en el agua, hablamos de cambios en la biodiversidad y por supuesto impacto social en las comunidades quie dependen de la vitalidad del río para subsistir”.
Fuente: La prensa Federal