La ordenanza es el fruto de un proyecto presentado en el año 2005 por Taller Ecologista, junto a Pablo Javkin -en ese entonces concejal-. La propuesta de esta norma es exigir que las nuevas construcciones edilicias incorporen sistemas de calentamiento de agua por energía solar. El objetivo es tratar de evitar el consumo de combustibles fósiles, que implican la agudización del cambio climático.

Si bien, para el proyecto original, el ámbito de aplicación contemplaba tanto a las edificaciones públicas como privadas, la ordenanza resultante solo tienen efecto sobre las nuevas construcciones edilicias públicas, pero sin lugar a dudas es un importante primer paso para regular la incorporación de la energía solar en la ciudad. Esta ordenanza facilitará realizarlo de manera planificada y ordenada. Permitiría establecer incentivos, garantizar técnicamente los equipos, tener proyectos demostrativos y un seguimiento que avale una implementación exitosa.

"Una Ordenanza de este tipo contribuye a que Rosario sea pionera en el camino de un futuro energético limpio y sustentable, convirtiéndose en una de las primeras ciudades en dar su aporte concreto a la lucha contra el calentamiento global", afirmó Pablo Bertinat, Coordinador del Área de Energía de Taller Ecologista.

¿Qué beneficios traerá la ordenanza de captación solar?

– Empleo local: la implementación de esta tecnología brindará la posibilidad de expandir un mercado local todavía no desarrollado en gran medida en la región. Éste podrá estar compuesto por pequeñas empresas –microemprendimientos, Pymes o talleres– y grandes fábricas, ya que son equipos de fácil fabricación e implementación.

– Medio Ambiente: la sustitución de los combustibles fósiles por la captación de energía solar llevará a la disminución de la emisión de gases de efecto invernadero y también a una reducción de la contaminación local. Esto es importante teniendo en cuenta nuestra responsabilidad ante el Cambio Climático y las medidas de mitigación que se están realizando en todas partes del mundo.

En promedio, 1 metro cuadrado de captador solar podría evitar aproximadamente la emisión a la atmósfera de 1 tonelada de dióxido de carbono por año, lo que equivaldría a un coche circulando 25 kilómetros al día.