La ciudad de San Lorenzo fue escenario del Segundo Encuentro Nacional de Pueblos Fumigados, que se llevó adelante durante el fin de semana pasado, donde distintas organizaciones de varios puntos del país lanzaron fuertes cuestionamientos por las consecuencias de lo que llaman el modelo de la sojización y de la minería a cielo abierto. Unas 1.000 personas, según calcularon los organizadores, participaron en el cierre del encuentro con una marcha, que tuvo su punto más importante cuando los manifestantes que pasaron por las distintas terminales portuarias se acostaron sobre las vías del “tren de La Alumbrera”.

Las jornadas, que se llevaron adelante en la Escuela Pcial. Nº 218 de San Lorenzo, tuvieron como eje el modelo de sojización, a partir del cual “surgen consecuencias nefastas” para los habitantes, entre ellas el “envenenamiento” por la fumigación, según advirtió a El Litoral uno de los organizadores, Jorge Eduardo Rulli. Otro modelo es el de la explotación minera, como el mineraloducto de la mina Bajo La Alumbrera.

Consecuencias

Los organizadores eligieron la localidad de San Lorenzo para hacer el encuentro porque allí “son palpables las consecuencias de estos dos modelos”. Por un lado, desde los puertos sale gran parte de los granos provenientes de distintas partes del país, y por otro, los minerales de este emprendimiento minero, que carga con decenas de denuncias por contaminación.

La manifestación se realizó en un día a pleno sol, en contraposición con el panorama a lo largo de la Ruta 11, con empresas de azufre a cielo abierto, expendedoras, como Petrobras, molineras y cerealeras como Molinos y Vicentín, que estaban venteando sus polvillos contaminantes. Ese panorama que fue repudiado por mas de mil militantes sociales y ambientalistas de diferentes puntos de la Argentina, que se movilizaron en conjunto desde la campaña Paren de Fumigar y la Unión de Asambleas Ciudadanas”, señaló Rulli.

“Se trata de cruciales estigmas letales concebidos por y para el saqueo mediante la contaminación y destrucción de nuestros pueblos y territorios. Por San Lorenzo se nos van los suelos, se nos fueron los bosques desaparecidos, se van las montañas pulverizadas y envenenadas con ácidos, arsénico y cianuro. Es la puerta de salida de la patria sojera, es el epicentro del modelo colonial de las sojas transgénicas”, coincidieron los organizadores Rulli, del Grupo de Reflexión Rural; Carlos Manessi, del CeproNat; Javier Rodríguez Pardo, del Movimiento Antinuclear del Chubut (Mach), y el productor orgánico Hugo Serna.

Rulli, en diálogo con este diario, señaló que, “después de observar lo que sucede en estas localidades del Gran Rosario, habría que pensar en dos opciones: trasladar las cerealeras o la población, porque la gente no puede seguir viviendo en estas condiciones ambientales”.

El dirigente afirmó, además, que “se están produciendo cambios en el ecosistema local, que se están dando a partir del tráfico fluvial en los puertos de la zona.

“Durante los últimos años surgió un mejillón, que es de origen asiático, que se pega en las cañerías y las percude. Esta especie proviene de los barcos que vienen a buscar soja, y que traen agua en sus bodegas que tiran en el Paraná”, ilustró.

Fuente: El Litoral