Esta declaración significa que el presidente norteamericano, Barack Obama, podría regular en el futuro las emisiones de gases contaminantes sin la aprobación del Congreso. Además, fue interpretada como un claro gesto del gobierno ante un posible compromiso político en la cumbre de Copenhague.
La apertura de la conferencia -llamada ahora "Hopenhague", el puerto de la esperanza- estuvo marcada ayer por dramáticas advertencias de los organizadores de que ésta será la última oportunidad para salvar al mundo de las calamidades del calentamiento global. "El tiempo se acabó. Es hora de estar unidos, de transformar los acuerdos en acciones reales y pensar en los millones de niños en todo el mundo", dijo ayer el secretario general de la Convención sobre Cambios Climáticos, Yvo de Boer.
Empantanadas durante los últimos dos años, las negociaciones para alcanzar un texto vinculante que reemplace al Protocolo de Kyoto parecieron revivir cuando Estados Unidos, China y la India, los mayores emisores de dióxido de carbono, anunciaron nuevos compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El anuncio de la EPA fue recibido con optimismo en Dinamarca, ya que significa un fuerte espaldarazo para Obama en su batalla política con el Congreso, que desde hace meses mantiene bloqueada una iniciativa clave con la que el gobierno federal regularía las emisiones de dióxido de carbono.

"Estas conclusiones largamente aplazadas fijan 2009 como el año en el que el gobierno de Estados Unidos comenzó a enfrentar el desafío de los gases de efecto invernadero´´, dijo la directora de la agencia, Lisa Jackson. La evidencia presentada por la EPA muestra claramente que los gases de efecto invernadero "amenazan la salud pública" y advierte que los contaminantes deberían estar controlados por la ley federal de pureza del aire.
Obama, que al igual que otros 100 líderes mundiales viajará a Copenhague para asistir al tramo final de las negociaciones, intentará que los demás países, principalmente China, amplíen sus compromisos anunciados antes de la cumbre.

Sin embargo, el mandatario norteamericano enfrenta varios obstáculos, tanto internos como externos. Mientras los empresarios norteamericanos afirmaron ayer que la declaración de la EPA tendrá graves consecuencias para los consumidores de ese país, la Unión Europea (UE) rechazó las metas autoimpuestas por Washington y Pekín para limitar sus emisiones, al calificarlas de demasiado "débiles" para prevenir el cambio climático.
La UE llamó a Obama a anunciar la semana próxima metas más ambiciosas. Pero la Casa Blanca insiste en que la oferta realizada por Obama está en línea con las recomendaciones de los científicos. Washington estudia una reducción de 17%, pero tomando como base los niveles de 2005.

Los expertos creen que es necesario reducir entre 25% y 40% las emisiones de gases contaminantes antes de 2020 frente a los niveles de 1990, con el objetivo de limitar a dos grados centígrados el alza de la temperatura media de la superficie de la Tierra.
La otra gran batalla que se librará en Copenhague es quién y cómo se afrontarán los costos de la aplicación de las políticas. Los países en desarrollo y emergentes reclaman un mayor financiamiento de las potencias económicas. La negociación avanza en el primer bloque de financiación, los 10.000 millones de dólares anuales durante los tres primeros años para ayudar "a los países más pobres y más afectados por el calentamiento". Estados Unidos aceptó ayer contribuir con "su justa parte" en esa suma.

El encuentro de Copenhague abrió ayer en un ambiente apocalíptico, con un video de una chica arrastrada por sequías y ciclones. "Durante un breve período, ustedes son los depositarios de las esperanzas de la Humanidad", dijo el primer ministro danés, Lars Lokke Rasmussen, ante unos 1200 delegados de todo el mundo.

Agencias AP, DPA, ANSA y EFE

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1209144