Queremos llamar la atención sobre varios aspectos del mencionado proyecto:
 
1. No es democrática la metodología utilizada por el ejecutivo de enviar un paquete cerrado para su aprobación sin posibilidad de debate por parte del poder legislativo de la ciudad respecto a las implicancias de largo plazo del proyecto enviado. Un texto como el enviado, que se limita en un par de artículos a “aprobar” la localización de cocheras subterráneas, sin mayores consideraciones sobre sus posibles impactos, debería ser rechazado de plano por el Concejo Municipal. Una vez más el gobierno municipal que se pretende democrático y participativo busca anular toda posibilidad de debate; ya no contamos ni siquiera con una parodia de participación como las usadas en otras ocasiones, por ejemplo en la discusión del código urbano, en la cual muchas opiniones vertidas fueron descartadas frente a la presión del lobby constructor.
 
2. Es llamativo que bajo el discurso de disuadir el transporte individual se consolide por décadas la llegada de vehículos particulares al área central garantizando una manera eficiente de esconderlos por un rato. Ni siquiera se explicitó un análisis del crecimiento del parque automotor en los últimos años y la tendencia de los próximos, lo que mostraría realmente que las soluciones que están proponiendo son sólo una gota de agua en el mar del caos vehicular. Esta iniciativa sólo puede comprenderse desde la lógica de ganancias de las empresas que se verán favorecidas por las licitaciones.
 
3. Es preocupante observar la incapacidad o la ceguera del Ejecutivo de no presentar alternativas reales al automóvil particular, no plantear claramente la posibilidad de centros de cambio modal en sitios que permitan quitar automóviles de las calles y ofrecer una alternativa real de servicio público. Esto solo ha quedado en la teoría de los documentos públicos sobre movilidad.
 
4. Mientras estas propuestas empresarias, que se orientan a facilitar y consolidar negocios bajo el pretexto de ordenar el tránsito, se deciden rápidamente y sin participación, proyectos decididos por la voluntad ciudadana y que verdaderamentre aportarían a la solución buscada, como la bicisenda de calle Salta son demoradas y modificadas por la presión de algunas pocas opiniones sin un verdadero fundamento más que el interés privado.
 
Llamamos al Ejecutivo  Municipal a abrir el debate de manera amplia, a no sucumbir a las presiones empresarias de nuevos negocios y a plantear alternativas para un cambio real de las condiciones de movilidad en Rosario que privilegien lo público sobre lo privado.