Solicitamos a los concejales que den un tratamiento adecuado y sin demoras al tema, dado el largo tiempo que el mismo se viene discutiendo en la ciudad. Es necesario buscar un consenso entre las distintas propuestas presentadas, que a la vez resulte consistente y sea coherente con un buen abordaje del tema en sus diferentes dimensiones, particularmente en la ecológica que ha sido el punto de partida del debate.

Desde Taller Ecologista estamos dispuestos a participar, de ser necesario, de un posible espacio trabajo que se conforme entre los actores interesados en la problemática, con el fin de contribuir a la pronta elaboración y sanción de una normativa acorde.

  1. La no degradabilidad del plástico no debe tomarse como el único problema asociado al uso de bolsas descartables. Diversos estudios han señalado que el reemplazo de bolsas plásticas convencionales por bolsas biodegradables, igualmente descartables, de papel, cartón u otros materiales, no ofrece ventajas desde la perspectiva ambiental. Alguna ventaja que pueda resultar de la introducción de materiales biodegradables es generalmente compensada por mayores impactos en determinadas categorías de análisis, como cambio climático o consumo energético. Por lo tanto la propuesta de reemplazar masivamente las bolsas plásticas descartables por bolsas biodegradables carece de justificación ambiental.
  2. El énfasis de la discusión por lo tanto no debe estar puesto únicamente en el material, en este caso el plástico. Hoy en día cualquier material usado comercialmente a gran escala tiene sus impactos diferenciados y no es correcto hablar de que hay materiales contaminantes y otros que no lo son. En este sentido no podemos afirmar que el plástico sea el eje del problema. Cualquier otro material que lo reemplace tendrá también sus impactos. Existen de hecho herramientas de análisis para comparar impactos de distintos materiales o distintos usos de los materiales, como es el Análisis de Ciclo de Vida. Como mencionamos en el punto anterior otros materiales alternativos al plástico convencional tendrá impactos comparables mientras se mantenga la lógica del usar y tirar
  3. El énfasis por lo tanto debe estar puesto en reducir el uso de bolsas descartables, en favor de bolsas reutilizables y durables. Todos los estudios que se han hecho al respecto son unánimes en señalar que esta es la mejor manera de disminuir los impactos ambientales asociados a las bolsas descartables. Una normativa sobre el tema debe tener como eje un programa claro de disminución del uso de bolsas descartables. Este punto y los anteriores formaban parte de un consenso ya alcanzado por los concejales de la Comisión, por lo que no se debería retroceder sobre estos pasos. Para aportar en esta discusión estos puntos desde Taller Ecologista aportamos con documentos e intermediamos para que vinieran especialistas del INTI a dar su punto de vista sobre el tema. Estos puntos además cuentan con un fuerte respaldo científico.
  4. Se debe especificar bien la categoría sobre la cual se va a legislar. Hasta ahora la discusión se enfocó en bolsas camiseta de un solo uso, dejando de lado por el momento otro tipo de envoltorios. Consideramos que es apropiado mantener esta definición.
  5. Como ya mencionamos la ordenanza debe establecer un programa de reducción claro del uso de bolsas descartables. Consideramos que como mínimo debiera apuntarse a reducir a la mitad el uso de bolsas camiseta. Cabe aclarar que si se opta por introducir cambios en el tamaño y espesor de las bolsas, por ejemplo a través de la norma IRAM 13610, la reducción debería ser aún mayor, ya que las bolsas estandarizadas utilizan más plástico. En tal caso la reducción debería estar al menos en el orden del 20-25% tomando como base las utilizadas actualmente. Estos objetivos de reducción de mínima se fundamentan en que de esta manera no se afectaría el uso de bolsas para sacar la basura. Se puede estimar que de todas las bolsas que se utilizan para las compras, a lo sumo la mitad luego es utilizada para embolsar los residuos. Para lograr este objetivo de reducción puede ser efectiva la estrategia de cajas verdes contenida en el proyecto en discusión (cajas que no entregan bolsas), aunque consideramos que debería mejorarse respecto a la redacción actual.
  6. Respecto a la posibilidad de prohibir directamente las bolsas no es algo que deba dejarse de lado en la discusión. De hecho es la medida más simple de controlar, por lo que tiene sus ventajas. Pero si se evalúa que es muy conflictivo, no debería obstaculizar para avanzar en un programa más gradual, como el planteado en el punto anterior a través de una estrategia sólida de cajas verdes.
  7. Debe haber claridad en cuál es la alternativa propuesta a las bolsas descartables. Como mencionamos, se debería fomentar el uso de bolsas reutilizables u otros medios de acarreo reutilizables (como los changuitos), como alternativa central. Con el término “reutilizable” nos referimos a un período largo de tiempo, del orden de varios años. El uso de cajas de cartón que se ha propuesto puede ser una alternativa adicional pero no debería considerarse lo central del proyecto. Tener en cuenta además que en general hay circuitos de reciclaje preexistentes asociados a este tipo de residuos y que, dado que la separación de residuos en origen en la ciudad no está suficientemente avanzada, no hay garantía de que estas cajas sigan siendo recicladas si son llevadas por clientes. En cuanto a las bolsas reutilizables, es una buena oportunidad para fomentar la producción y compra de bolsas producidas regionalmente, contribuyendo al desarrollo de emprendimientos asociativos y a la economía regional.
  8. La estandarización de las bolsas según la norma IRAM 13610 no es una herramienta que permita reducir los impactos asociados a las bolsas. La misma sólo permite reducir la cantidad de bolsas, pero no la cantidad de plástico utilizado y desechado como bolsas de compras. Y los impactos ambientales están asociados principalmente a la cantidad de plástico utilizado, más que a la cantidad de bolsas. La ciudad de Buenos Aires ha implementado la IRAM, sumado al cobro de las bolsas. No disponemos aún de datos sobre el impacto que esto ha tenido. Pero podemos evaluarlo suponiendo que se cumplieran los objetivos planteados por la ciudad, que es de bajar el consumo de bolsas al 45%. Debido a que las bolsas estandarizadas tienen más plástico que las comunes, incluso de lograrse tal reducción en la cantidad de bolsas, no ocurrirá lo mismo con la cantidad de plástico utilizado en las bolsas. Se puede estimar que la cantidad de plástico utilizado en las bolsas estandarizadas, suponiendo que se cumple el objetivo planteado por la ciudad, estará entre una disminución del 28% y un aumento del 14%. Cálculos similares con otras experiencias refuerzan la conclusión de que la estandarización contribuye muy poco, si es que lo hace, a disminuir los impactos ambientales asociados al uso de bolsas de compras.
  9. Empleo: se ha planteado por parte de sectores de la industria plástica cierta preocupación por el impacto en el empleo que podría tener una normativa fuerte de reducción o de prohibición directa del uso de bolsas. Queremos en primer lugar manifestar que es un aspecto que desde Taller Ecologista consideramos importante ya que siempre intentamos abordar los problemas ambientales desde una mirada amplia que incluya no sólo la dimensión ecológica, sino también la social y la económica. Pero también señalamos que para poder dar una discusión seria del asunto, debe hacerse sobre datos reales, los que hasta ahora la industria no ha brindado. Los 400 puestos de trabajo que recientemente representantes de la industria dijeron que se verían afectados, no pueden tomarse como un dato serio, tomando como referencia algunos datos disponibles sobre empleo en general en la industria plástica. Hay que tener en cuenta que sólo una muy pequeña porción de la industria plástica se dedica a fabricar bolsas. Los siguientes elementos también relativizan el impacto que podría haber en la ciudad: varias cadenas de supermercados compran sus bolsas a proveedores que están en otras provincias, y varias empresas que producen bolsas en la ciudad venden también fuera de la ciudad; además las empresas productoras de bolsas camiseta son predominantemente empresas grandes, por lo que tienen recursos para adaptarse al cambio. Recién contando con datos serios sobre el empleo asociado y el impacto real que podría tener una ordenanza sobre el tema, se puede discutir y pensar algún tipo de programa para responder ante los posibles inconvenientes que se generen.
  10. El proyecto que venía discutiendo la Comisión establece que las bolsas descartables que se entreguen sean de dos colores para supuestamente facilitar la separación. Debemos decir que las modalidades de recolección diferenciada existentes en la ciudad no requieren de ningún color particular en las bolsas que contienen los residuos. En realidad el esfuerzo debe estar puesto en que la ciudadanía conozca y participe de las modalidades específicas de separación y recolección diferenciada que a la fecha implementa la Municipalidad. Si el coloreo de las bolsas se acompaña de campañas sostenidas de información sobre las modalidades de separación en origen, entonces posiblemente los colores puedan incentivar un poco la separación; en caso contrario serán sólo una medida cosmética. Por otra parte frecuentemente los pigmentos utilizados en las tinturas contienen sustancias tóxicas como metales pesados. Por lo que, salvo que se asegure que se utilizarán tintas no tóxicas, implementar el coloreo propuesto significa incrementar probablemente el contenido tóxico de los residuos que produce la ciudad.

Taller Ecologista / Área Residuos, Junio 2014