En el marco de la “Semana internacional de prevención de la intoxicación por plomo” desde Taller Ecologista invitamos a firmar el petitorio por la eliminación del plomo en las pinturas (Acceder y firmar). Unite a la campaña para que todas las pinturas en Argentina estén libre de plomo.
Las pinturas con plomo pueden ser un medio para que los niños y niñas se intoxiquen con este metal. Esto puede ocurrir en el hogar, en la escuela, en las plazas cuando los juguetes, los muebles u otros artículos están pintados con pintura con plomo. Los niños y niñas pueden masticarlos e ingerir directamente la pintura seca contaminada con plomo y sufrir daños aún en presencia de concentraciones muy bajas. La conducta de llevarse todo a la boca predomina especialmente en los niños y las niñas de seis años y menos, el grupo etáreo que más daño recibe por la exposición al plomo. Un niño típico de entre uno y seis años de edad ingiere aproximadamente 100 miligramos de polvo de casa y de la tierra cada día.
En investigaciones llevadas adelante por la Red Internacional de Eliminación de Contaminantes (IPEN por sus siglas en inglés) y Taller Ecologista, se encontraron en Argentina pinturas tipo esmalte sintético para uso hogareño con altísimas concentraciones de plomo, superando ampliamente la normativa nacional. Los colores analizados fueron rojo, amarillo, blanco. Si la pintura tipo esmalte sintético tiene plomo, es muy probable que sus pigmentos lo tengan.
¿Por qué nos interesa sensibilizar sobre la intoxicación con plomo y por qué hablamos de plomo en pinturas?
El plomo es un metal tóxico. El blanco principal es el sistema nervioso central y el cerebro, pero también puede afectar el sistema sanguíneo, los riñones y el esqueleto.
En general se reconoce que un elemento fundamental de la toxicidad del plomo es su capacidad para reemplazar el calcio en los sistemas neurotransmisores, en las proteínas y en la estructura ósea, alterando su función y estructura, ocasionando por consiguiente graves impactos en la salud. Se sabe también que el plomo afecta y daña la estructura celular.
Se ha podido establecer una relación entre niveles moderados de plomo en la sangre y una probabilidad aumentada de deterioro de la función cognitiva y ejecutiva, impulsividad, agresividad y comportamiento delictivo. La pérdida de materia gris en el cerebro constituye una posible explicación para los problemas cognitivos y conductuales asociados a la exposición al plomo. El daño cerebral causado por la exposición crónica a bajos niveles de plomo es irreversible y no tiene tratamiento, lo cual es gravísimo. El feto humano es el más vulnerable y una mujer embarazada puede transferir el plomo que se ha acumulado en su cuerpo a su hijo en gestación. Además lo puede transferir a través de la leche materna cuando hay presencia de plomo en una madre que amamanta.
Por supuesto que en el país hay otras fuentes de contaminación con plomo, citaremos algunos ejemplos a continuación:
Explotaciones de megaminería presentes en la precordillera del Noroeste argentino y en la meseta patagónica, usos corrientes como los acumuladores para automóviles, los pasivos ambientales como el caso de Abra Pampa, en la Provincia de Jujuy, y San Antonio Oeste en Río Negro o la cuenca Matanza-Riachuelo, en la Provincia de Buenos Aires con múltiples industrias que han llevado al Riachuelo a ser uno de los cauces de agua dulce más contaminados del planeta. También hacen su aporte a la contaminación actividades como la caza deportiva con el uso de munición de plomo.
No hay más excusas:
Desde hace décadas existe una amplia disponibilidad de pigmentos, secantes y agentes anticorrosivos sin plomo y quienes los usan son los fabricantes de las pinturas de más alta calidad, ya que existe la tecnología. Se puede producir sin plomo y en Argentina muchas empresas de pinturas lo hacen, como en la mayoría de los países del mundo. Por eso pedimos que Argentina actualice la legislación que limita la concentración de plomo en pinturas de 600 partes por millón a 90 partes por millón y se etiqueten las latas advirtiendo que están libre de plomo, para que sean fácilmente identificables por el público.