El 16 de junio, Andrés Carrasco hubiera cumplido 68 años, la Cátedra de Salud Socioambiental reconoció su imprescindible trabajo como investigador y científico, pero sobre todo, su intensa lucha por poner la ciencia al servicio de los pueblos afectadas por las fumigaciones con agroquímicos.

Organizaciones y luchadores socioambientales, investigadores, los decanos de la facultad de Medicina de Rosario y de La Matanza, y estudiantes recordaron ayer en el auditorio de la la facultad de Ciencias Médicas de Rosario a Andrés Carrasco, fallecido el 10 de mayo, después de una larga pelea contra el cancer.

“Andrés nos enseñó a celebrar la vida, porque nada tiene sentido si no lo hacemos desde ese lugar. Este es un homenaje mucho más que merecido, a quien nos enseñó que se puede hacer ciencia sin arrodillarse, sin prostituirse, se puede hacer ciencia al servicio de lo que la sociedad necesita, y no necesariamente al servicio de lo que algunos pocos empresarios o referentes del poder político”, nos decía Damián Verzeñassi, director de la Cátedra de Salud Socioambiental, cuyo plantel docente integraba Andrés Carrasco.

“Andrés nos ha marcado un camino sin retorno, no se murió sino que renació en cada uno de los miles de personas de Argentina y de América Latina que hacen Ciencia desde los principios, desde la defensa de la vida, que hacen ciencia pensando en esos cientos y miles de personas que día a día son victimas de estos modelos destructivos, extractivos, de daños, que se basan en la tecnología de la transgénesis, que es la tecnología de la muerte. Queremos recordarlo en este contexto, por eso nos hemos convocado”, señaló Verzeñassi.

Entre los compañeros que lo recordaron con emoción estuvieron, Sofía Gatica, Darío Aranda, Carlos Vicente y Carlos Manessi. La facultad le entregó un diploma de reconocimiento a su compañera, a sus dos hijos y nieto.