Por segunda vez consecutiva los senadores habrán cajoneado un proyecto hasta hacerle perder estado parlamentario, demostrando hasta dónde llega el compromiso con sus patrocinantes y hasta dónde con sus mandantes.

Ni la cantidad de firmas recolectada, inédita desde que se tiene registro, ni los estudios médicos oficiales revelando el aumento de enfermedades por causa de las fumigaciones, ni las advertencias científicas, fallos judiciales o la multiplicidad de ordenanzas de contenido variado, ni siquiera la trascendencia pública, parecen haber hecho mella en ese duro cuerpo, quien sin distinción de partidos, ha decidido dilapidar todo su prestigio y credibilidad antes que poner límites al masivo envenamiento en curso.

La negativa a atender un petitorio que reclama el tratamiento de un modesto proyecto para lo cual perciben generosos emolumentos, que incluya zonas libres de fumigaciones de 800 metros en torno a los pueblos, escuelas rurales y cursos de agua y prohíba las temibles fumigaciones aéreas, hace presumir la existencia de profundos lazos tejidos durante años de enjuagues y contubernios con quienes poseen fluida comunicación con despachos públicos, sin necesidad de transitar traumáticos pedidos de audiencia a que se somete al ciudadano de a pie.

Por ese motivo, este ACAMPE POR LA VIDA frente a la legislatura será testigo de lo que hagan o dejen de hacer los senadores y que la historia juzgará, como sucede hoy mismo con hechos pretéritos.

Desde la campaña  "Paren de Fumigarnos" nos declaramos en alerta y movilización, instalándonos miércoles y jueves frente a la legislatura con actividades de concientización, exhortando a los legisladores a revisar su conducta, priorizando la defensa de la salud y la vida, por encima de LOS negocios propios y ajenos.