"Soy una recicladora de base, lo que significa que ofrezco un servicio público esencial que permite la recuperación de los materiales reutilizables y reciclables que de otra manera acabarían en los vertederos, rellenos sanitarios o incineradoras", dice Nohra. "Este es un componente clave de un sistema de Basura cero. A través de nuestra red de cooperativas, los recicladores de base reunen 100 veces más material reciclable que la industria formal del reciclaje en Bogotá".
Sin inmutarse por poderosos adversarios políticos y una cultura generalizada de violencia, Nohra organizó a los recicladores en sindicatos y convirtió el reciclaje en un componente legítimo de la gestión de los residuos urbanos. En marzo, la Asociación de Recicladores de Bogotá – co-fundado y dirigido por Nohra – ganó una victoria histórica en la que la ciudad comenzó a pagar salarios oficiales a los recicladores, casi a la par con lo que pagan a las grandes compañías de reciclaje. El hecho marcó un hito en la lucha de los recicladores por sus derechos.
Un profesor básico, Rossano Ercolini, inició una campaña de educación pública sobre los peligros de la incineración en su pequeño pueblo en Toscana, la que se convirtió en un movimiento nacional pro Basura Cero. "Todo comenzó con una lucha en contra de un incinerador. Desde entonces he contribuido a detener 50 propuestas de incineradores y también a extender el movimiento pro Basura Cero a lo largo de Italia", dice Rossano. Gracias a la red italiana Rifiuti Zero (Basura Cero) y con el apoyo de GAIA, la Alianza Global por Alternativas a la Incineración, hoy existen 123 municipalidades que se rigen por los principios de Basura Cero, cubriendo a más de 2.3 millones de personas.
Este premio es también un reconocimiento al creciente movimiento anti incineración en el mundo, a los recicladores de base y a los objetivos de Basura Cero. Comunidades alrededor del mundo están dando pasos concretos con planes innovadores para reducir sus niveles de disposición de residuos. Iniciativas como éstas, junto con programas comunitarios con participación de recicladores para la reducción de los residuos, han logrado exitosamente desviar millones de toneladas de residuos desde los rellenos sanitarios e incineradores hacia el reciclaje y la reutilización.
"El trabajo de Nohra y de Rossano son ejemplos del concepto e Basura Cero en acción y en terreno", dice Christie Keith, Coordinadora Internacional de GAIA. "Con su trabajo nos muestran que, en conjunto, reciclaje, transformación de los patrones de consumo, participación ciudadana y de los trabajadores, alternativas a la incineración de residuos y políticas que apoyen estos sistemas pueden transformar y empoderar a las comunidades hacia una causa común: un mundo sin basura".
Basura Cero, Empleos y Emisiones
Los programas de Basura Cero crean empleos y economías vibrantes y participativas al recuperar recursos valiosos en lugar de enterrarlos o destruirlos en incineradoras.
Un informe de GAIA de 2011 muestra que un objetivo nacional de reciclaje del 75% puede crear 1.5 millones de empleos hacia el 2030. Más aun, este movimiento ha contribuido a reducir el uso de energía y el calentamiento global. Por ejemplo, la cantidad de energía gastada al no reciclar aluminio, papel, materiales impresos, vidrio y plástico en Estados Unidos equivale a la producción anual de 15 plantas medianas de energía. Un sistema de Basura Cero reduce las emisiones de gas metano desde los rellenos sanitarios así como la demanda por nuevos productos y las emisiones resultantes de la elaboración de los mismos. Así por ejemplo, la deforestación es responsable del 25% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Reduciendo el uso del papel y reciclando papel, menos árboles se deben cortar y se conservan los suelos (y todo el carbono que contienen), reduciendo así en un 10% el total de emisiones de gases de efecto invernadero generados a partir de la industria del papel y la pulpa.