A 7 años de la sanción de la ordenanza N° 8335, lograda a fuerza de trabajo de organizaciones y vecinos, las acciones desarrolladas por la Municipalidad no han logrado todavía un impacto sensible en la cantidad de residuos que diariamente la ciudad envía a la comuna de Ricardone, para su disposición final.

Actualmente, el relleno sanitario, devenido en una espectacular montaña de basura, ocupa 25 hectáreas. Con los residuos que envía la ciudad, desde 2003 a la fecha esta montaña ha crecido a pasos agigantados, llegando en los últimos años a enviar unas 800 toneladas por día.

Sí, 25 hectáreas de basura, creciendo a razón de 800 toneladas por día.

Entre los objetivos de la ordenanza Basura Cero está el de incluir a los recuperadores informales en la gestión de los residuos, lo cual también está lejos de cumplirse. Uno de los temas dominantes de este año fue el lanzamiento de un programa para eliminar el uso de caballos en la recolección informal y las acciones de resistencia emprendidas por los carreros ante el temor de perder su fuente de sustento. En nuestra opinión tal programa, “Andando”, es un mal ejemplo de política pública: hubo escasa planificación, mucha imprevisión y no se incorporó la perspectiva y necesidades de los carreros.

La forma en que se evalúan los resultados, a partir de cuántos caballos se entregaron o de cuánta gente se inscribió, deja a la vista un sesgo que apunta a mostrar éxitos, sin estar claro si esto mejora la realidad de quienes viven de esta actividad o la situación de los caballos. La falta de transparencia es notable: no hay información pública acerca de dónde van los caballos, ni ningún reporte oficial sobre el devenir del programa.

¿Metas? Bien, gracias

En el 2014 se enviaron a Ricardone un 28% más de residuos respecto al año 2008, en que se aprobó la ordenanza, y un 80% más respecto de las metas planteadas. Rosario está más limpia a costa de perjudicar la calidad de vida de quienes viven cerca del relleno.

Creemos que muchas cosas deben cambiar estructuralmente para revertir esta situación:

. Sistemas de disposición inicial más cercanos, que no hagan el sacar la basura un hecho tan anónimo, tal como ocurre con los grandes contenedores ubicados en la calle. Las metodologías de disposición inicial y recolección, conocidas como “Puerta a puerta” vienen funcionando mucho mejor y permiten una gran calidad de separación. En cambio, los grandes contenedores en la calle impiden cualquier tipo de control, y en Rosario ya se ha comprobado que son los peores sistemas para separar.

. Establecer incentivos para el que separa, con el objetivo de que en algún momento sea obligatorio.

. Incluir a los residuos orgánicos limpios en los esquemas de separación en origen. Los orgánicos son más de la mitad de los residuos que generamos. El compostaje de residuos mezclados, tal como el que ocurre en la planta de Bella Vista, da lugar a un producto contaminado y con menos posibilidades de uso. Posiblemente no debería ni siquiera llamarse compost al material orgánico estabilizado que allí se obtiene.

. Integrar a los trabajadores cartoneros a la gestión de los residuos en todas las etapas: difusión, recolección, clasificación y tratamiento de residuos. Los cartoneros tienen una valiosa experiencia y pueden jugar un rol clave, potenciando la separación en origen y mejorando a la vez sus condiciones de vida. Es necesario que haya una voluntad política clara del Municipio de avanzar en esta dirección.

En pocas semanas, a comienzos de diciembre gran cantidad de países del mundo se reunirán en París para abordar la crisis del cambio climático. Erróneamente el manejo de residuos ha sido en general subestimado respecto de su vinculación con el clima. Sin embargo, la correcta aplicación planes de Basura Cero puede tener un efecto significativo para mitigar el cambio climático, una de las mayores amenazas que enfrentamos en este siglo.