Los hilos del ovillo fucsia se fueron entrelazando en una trama común.

De mano en mano, buscando unir lo fragmentado. Buscando integrar, abrir paso a las preguntas en torno a la mirada individual y social sobre el medio ambiente. Mirada que -en nuestra cultura- históricamente ha escindido naturaleza y sociedad, ser humano, tierra, bosques, aire, ríos, energía. Como si no formáramos parte de un todo integrado, íntimamente relacionado, complejo, complementario. Como si la Pachamama no fuera la casa grande de todos los seres vivos.

¿Porqué en la escuela es más común hablar de los pingüinos empetrolados que del basural a cielo abierto de la esquina de casa?; ¿Cómo aporta el sistema educativo a la educación ambiental?; ¿Porqué tendría que ser una buena noticia la instalación de una mega hidroeléctrica?

Varios interrogantes se abrieron alrededor de la charla interactiva realizada por los integrantes del área EcoEducación de Taller Ecologista (Ariel Ocantos, Nora Schiaffino. Claudia Costinovsky, Lara Sumiacher y Evangelina Corradi) y la docente de la organización Educadores Ambientales en Red, Cipriana Leiva.

La actividad -realizada el 29 de mayo- se dividió en dos partes, la primera, teórico informativa, incluyó un recorrido por distintos autores europeos y latinoamericanos, compartiendo reflexiones alrededor del concepto de Ecología Política y su vinculación con la educación. Victor Manuel Toledo, Enrique Leff, Arturo Escobar, Hector Alimonda, estuvieron entre los autores referenciados.

En el desarrollo de la charla se destacaron los valores y principios de la ecología política, tales como: sostenibilidad, suficiencia, biomímesis, precaución, respeto del otro, cuidado de lo común, responsabilidad por las consecuencias, consideración del largo plazo y amor a la vida.

En un segundo momento, tuvo lugar el taller participativo y vivencial.

El círculo de sillas se agrandó y comenzaron a unirse puntos, nodos, llevados por los hilos del ovillo fucsia, de mano en mano, encontrando relaciones entre temas ambientales, a la vista aislados, que se hallan íntimamente ligados entre sí, en el marco del actual modelo productivo extractivista y depredador, que no descansa en su afán de lucro.

En el intercambio grupal, coordinado desde un lugar propositivo, quedó a la vista que -más allá de lo complejo y dificultoso que resulten los procesos- el cambio de paradigma es necesario y posible. Quedó a la vista que los principios de la ecología política (antes citados) pueden comenzar a aplicarse en la vida cotidiana, modificando pautas de consumo, acercándonos a ferias agroecológicas, redes de comercio solidario, haciendo compost en casa.

Hay opciones. Como también, que existen regulaciones, avances normativos que quizás aún necesitamos conocer como ciudadanos, para luego exigir su aplicación. Por citar sólo dos a nivel local, Rosario cuenta con la ordenanza de Basura Cero (2008) y con la ordenanza Solar Térmica (2011) -impulsadas por Taller Ecologista- que no están siendo cumplidas como corresponde.

“Necesitamos integrar lo fragmentado y rescatar el valor de lo diverso. Es preciso un cambio de paradigma, salir del antropocentrismo y construir colectivamente el biocentrismo, en función del resguardo y la protección de la vida. También tenemos que hacer lazos con lo complejo, modificar las matrices de aprendizaje y promover la pedagogía de las preguntas, como sostenía Paulo Freire”, coincidieron los coordinadores.

Sobre el final, resonó una pregunta, que much@s nos la llevamos para el día a día: ¿Por donde pasa nuestra búsqueda de la felicidad?

 

* En el marco del IV Foro Latinoamericano de Desarrollo Sostenible, Taller Ecologista participó también de otras dos ponencias, a través de las áreas Humedales y Residuos.