Desde septiembre de 2005, Odriozola es la coordinadora para América latina de Salud Sin Daño –una coalición internacional focalizada en cuestiones de salud ambiental– y llegó a Rosario el viernes, en el marco del Día del Medio Ambiente, para participar en la presentación del documental "Peligro invisible. La contaminación en el cordón industrial". Ella fue una de las principales entrevistadas en la producción audiovisual realizada por el Taller Ecologista que explora los riesgos de vivir codo a codo con los grandes procesos industriales.


– ¿En qué medida los que viven lejos de las fuentes de contaminación industrial, en las ciudades, están expuestos a sustancias tóxicas?

–Siempre ha existido una concepción de que, donde hay industrias que emiten determinadas sustancias, hay problemas de contaminación. Pero lo que hoy se está viendo es ese problema solapado con otro más general que se vincula con la exposición de la población en general. Son otros tipos de contaminantes y la exposición es distinta porque no sucede a niveles tan altos, pero es de manera continua.

–¿Y cómo se hace visible?
–Esto se está empezando a ver en el mundo porque hoy vos tomás una muestra de leche materna, por ejemplo en mujeres que viven alejadas de fuentes puntuales de contaminación, y encontrás una cantidad de contaminantes que no tienen nada que hacer en la leche, no tienen función biológica. Hay mucho estudio de lo que se llama biomonitoreo, a nivel mundial, para conocer cuál la exposición de determinado país a determinada sustancia. La acción viene mucho después, pero hay más noción de que existe una situación de contaminación química fuera de control.

–¿Qué significa que haya una mayor visibilidad mundial sobre este problema?
–Hemos funcionado durante décadas en la producción de bienes y en el desarrollo de determinados sectores industriales con un enfoque que nos ha traído hasta acá. Siempre estábamos viendo para qué sirvieron. Sirvieron para los agroquímicos, para la revolución verde, para una serie de cosas que se vendieron de determinada manera y que podrán haber tenido un beneficio muy puntual, pero trajeron una catarata de consecuencias que hoy se están empezando a ver.

–¿Hay posibilidades de revertir este proceso?
–Lo que pasa es que es muy difícil ahora. Se está peleando contra intereses ya instalados. Pero es un momento interesante, porque se discute a nivel internacional cómo pensar esto de otra manera. Hay una idea de: lo que hemos hecho hasta acá no nos protegió. Porque no puede ser que vos tomes una muestra del cordón umbilical de un bebé que todavía no nació y encuentres sustancias tóxicas que no tienen nada que hacer ahí. Si están es porque hubo una exposición de la madre absolutamente fuera de control, a través del aire, del agua, de los alimentos, de los productos que consume.

Fuente: La Capital