Brasil tiene excelentes experiencias de recolección selectiva con participación directa de los catadores, como la desarrollada en la localidad de Londrina y en Porto Alegre. Estas experiencias han permitido una mejora en las condiciones de vida tanto de los catadores como de la población en general, así como altos niveles de reciclaje. Es desafortunado que la prefectura de Uruguaiana no tome como ejemplo estas experiencias y en cambio proponga la instalación de un incinerador, una tecnología sumamente cuestionada por sus impactos ambientales y sociales.
Muchos estudios han demostrado ya los impactos en la salud que tienen los incineradores, sobre la población cercana y sobre sus trabajadores. Además un incinerador es excluyente: quema materiales que podrían reciclarse, afectando el sustento de los catadores y casi no genera puestos de trabajo.
En el siglo XXI un incinerador es anacrónico: necesitamos estrategias de manejo de los residuos que disminuyan la emisión de gases de efecto invernadero, que permitan ahorrar energía y que no genere nuevos impactos ambientales. Los incineradores además de emitir considerables cantidades de gases de efecto invernadero y derrochar energía, son una tecnología sumamente cara y que empeoran significativamente la contaminación global por sustancias tóxicas como dioxinas y metales pesados.
Acompañando la petición de los catadores de Uruguaiana, esperamos que el gobierno de esta ciudad desista de instalar un incinerador y opte por estrategias de manejo de residuos que incluyan a los catadores y que se orienten por el paradigma de Basura Cero; que considere y ponga en valor explícitamente el trabajo de los catadores, lo que redundará en el mejoramiento de su calidad de vida y de toda la población.
Fuente: No a la Incineración