Un conjunto de organizaciones socioambientales queremos compartir un balance de lo ocurrido los últimos cuatro años en la Comisión de Ecología del Concejo de Rosario, la cual estuvo presidida por Osvaldo Miatello (concejal mandato cumplido). Particularmente nos interesa poner atención en los mecanismos de participación que tenemos las organizaciones y sus fragilidades, así como destacar algunos hechos lamentables de este último año como la desactivación del Consejo Asesor de la Comisión de Ecología, que es el espacio institucionalizado de participación con que contamos, y la decisión inconsulta de dejar de publicar la revista Econcejo en formato papel.
Bajo la presidencia de Osvaldo Miatello, los tres primeros años de trabajo de la Comisión de Ecología (de 2016 a 2018) fueron altamente fructíferos para lograr avances en la ciudad en materia de sustentabilidad y propiciar debates sobre temas clave. Entre lo más destacado: se logró prohibir el uso de glifosato, resistiendo el lobby de la corporación sojera, y se lograron avances efectivos en políticas públicas de separación en origen con inclusión de cartoneros.
También, la Comisión tuvo un papel clave incentivando debates en torno al modelo de gestión de residuos de la ciudad y cómo cumplir con la ordenanza de Basura Cero; a los impactos ambientales y sanitarios del modelo agrícola actual y sus alternativas. En el ámbito del Consejo Asesor de la Comisión de Ecología se generó un ámbito de intercambio que permitió poner sobre la mesa diversos temas de relevancia para la ciudad, tales como el modelo de transporte, la necesidad de actualizar las normativas de ruido y calidad de aire, los problemas de la fluoración del agua, etc.
A primera vista los avances pueden parecer modestos pero hay una distancia enorme si los comparamos con lo ocurrido en el período inmediato anterior de dicha Comisión, entre el 2011 y el 2015.
Retrocesos y preocupación
Sin embargo, en 2019 todo cambió. En todo el año no hubo una sola reunión del Consejo Asesor: la última fue el 26 de noviembre de 2018. Los espacios institucionalizados de participación no son un favor de quienes ostentan el poder político, sino un derecho de las organizaciones que está previsto en la legislación vigente, en este caso el reglamento interno del Concejo Municipal. Su sostén es fundamental para mejorar la calidad democrática y los debates informados.
El segundo hecho fue la decisión de la Comisión de Ecología de dejar de publicar la revista Econcejo en formato papel, dejando sólo el formato digital. La revista es una herramienta de concientización, que se distribuía a escuelas, instituciones, organizaciones y público general. En la misma se difunden proyectos llevados adelante por las organizaciones pero también proyectos que están en discusión en la Comisión, avances en políticas públicas ambientales, etc. El argumento dado para la decisión tomada es el “uso racional del papel”, el cual puede ser razonable o no. Lo que objetamos aquí es que fue una decisión que se tomó sin ninguna consulta a las organizaciones, algunas de las cuales colaboran permanentemente desde hace años en el armado de la revista.
Para nosotros la revista en papel era un instrumento importante que llegaba a distintos espacios en que era de utilidad para incentivar reflexiones y proyectos, a veces en ámbitos que no siempre cuentan con las facilidades para acceder en forma digital. Concejales de algunos bloques que integran actualmente la Comisión nos han manifestado su disposición a revisar esta medida.
Repetidas veces las organizaciones percibimos que los espacios institucionalizados de participación se atienden o se abandonan según los niveles de acuerdo que desde el poder político se percibe que hay con las organizaciones de la sociedad civil. Lo mismo pasó por ejemplo muchas veces con la Comisión de Seguimiento de Basura Cero, en este caso responsabilidad del Ejecutivo, espacio también abandonado en los últimos años.
¿Por qué la desarticulación con las organizaciones?
Nos preguntamos en este caso si la razón para la desarticulación del diálogo con las organizaciones fue la brecha abierta entre las organizaciones y gran parte de los concejales, incluyendo a Osvaldo Miatello, a raíz de las discusiones por el proyecto de las megatorres en la manzana 125. Esto merecería una reflexión aparte acerca de la fuerte incidencia del poder económico de la ciudad. No es menor que en el último año el proyecto de las megatorres haya sido casi el único gran tema abordado por la Comisión.
La Comisión de Ecología fue durante muchos años considerada un ámbito de poca jerarquía frente a otras comisiones con mayor centralidad. Esto empezó a cambiar notoriamente cuando en 2017 fue un ámbito clave para sostener la prohibición del herbicida glifosato, para verificarlo basta observar los nombres que la integraron estos últimos dos años, entre quienes hubo cuatro candidatos a intendente.
Desde este colectivo de organizaciones esperamos que esta mayor jerarquía que merecidamente empieza a tener la Comisión no vaya acompañada de un manejo más cerrado y sin diálogo franco con las organizaciones.
Taller Ecologista, El Paraná No Se Toca, Soluciones Tecnológicas Sustentables Rosario (STS), Taller de Comunicación Ambiental y Grupo Ecologista Génesis.