Es urgente y necesario revisar y cambiar el rumbo de nuestros modos de producir, de generar energía, de alimentarnos, de transportarnos, de distribuir riqueza, si queremos seguir manteniendo vivos los ecosistemas de los cuales dependemos y garantizar una vida digna para todas las personas.

No serán suficientes las energías renovables, el reciclado, los biocombustibles y toda la ecotecnología disponible si antes no cuestionamos el paradigma del crecimiento y no reconocemos que los recursos del planeta son finitos. Las mismas corporaciones, con su prepotencia de saqueo, de violación de derechos humanos y en muchos casos con la complicidad de  gobiernos, pretenden vender una imagen de preocupación por el cuidado del ambiente y que la ciencia y la tecnología todo lo resuelven.

Reclamamos a la dirigencia política, señales y ejemplos de que existe voluntad política en serio para enfrentar los desafíos ambientales. Como ciudadanos, debemos asumir actitudes y disposición para vivir de manera sustentable y ejercer un compromiso ético y solidario para con nosotros y las próximas generaciones.

La provincia de Santa Fe tiene buenos y malos ejemplos con respecto al cuidado del ambiente. Entre los buenos podemos mencionar la voluntad de mantener en pie la escasa superficie de bosques nativos, el reconocer que el agua es un derecho humano y haber apostado a su gestión pública y tener legislación sobre gestión integral de residuos con la meta de alcanzar el concepto de Basura Cero.

Entre los malos, que se sigue alentando un modelo agropecuario que está afectando la salud de la población, contaminando suelos y agua y la falta de firmeza en algunas políticas públicas como prohibir la siembra de soja en las banquinas, tal como fue anunciado al inicio de esta gestión.

Este año 2010, se cumplen 25 años de la existencia de Taller Ecologista, una organización ciudadana que nació con los albores de la democracia, cuestionando un estilo de desarrollo que destruye naturaleza y provoca injusticias sociales. Si algo hemos notado a lo largo de la historia de nuestra organización, es que paulatinamente el discurso ambiental se ha ido incorporando en los diferentes sectores de la sociedad.

Pero lo discursivo no es suficiente. Si queremos sobrevivir en este Planeta, es urgente y necesario incentivar y practicar estilos de vida no devoradores de los bienes naturales. Es obvio que una pequeña porción de la población es la que tiene las mayores responsabilidades, pero eso no nos exime de la nuestra.