La norma, que no entró en vigencia porque aún no fue reglamentada es, según Uzal, un paquete de imposiciones que impedirían remodelar casas, cortar árboles y "una serie de permisos abstraídos" de la forma de vida histórica de los 9000 isleños y de quienes trabajan en la zona. Por eso, los manifestantes reclaman veto o derogación de esa ordenanza y el reemplazo por otra "que refleje los usos y costumbres tradicionales de los trabajadores de todos los rubros con la participación de los sectores sociales y productivos isleños".
Uzal explicó que la normativa en cuestión no fue consultada a los pobladores, sino apenas a 40 personas, en una encuesta.
El petitorio reclama la "inmediata suspensión de todas las clausuras a las obras y tareas tradicionales isleñas, y la derogación de cualquier multa o sanción al trabajo de la población isleña, no así a las de los grandes emprendimientos de barrios privados que son los únicos que afectan el medio ambiente y la sociabilidad isleña; un espacio de participación y gestión de la población isleña sobre todo lo concerniente al Plan de Manejo de islas y la gestión isleña del Puerto de Frutos, espacio donado por su original propietario para uso exclusivo de la comunidad de las islas".
Uzal explicó que la normativa en cuestión no fue consultada a los pobladores, sino apenas a 40 personas, en una encuesta.
El petitorio reclama la "inmediata suspensión de todas las clausuras a las obras y tareas tradicionales isleñas, y la derogación de cualquier multa o sanción al trabajo de la población isleña, no así a las de los grandes emprendimientos de barrios privados que son los únicos que afectan el medio ambiente y la sociabilidad isleña; un espacio de participación y gestión de la población isleña sobre todo lo concerniente al Plan de Manejo de islas y la gestión isleña del Puerto de Frutos, espacio donado por su original propietario para uso exclusivo de la comunidad de las islas".
Fuente: Tiempo Argentino