Este 30 de marzo se celebró por segunda vez el Día Mundial Basura Cero, fecha elegida por Naciones Unidas, buscando visibilizar experiencias locales de gestión de residuos que contribuyan a la sustentabilidad. La ciudad de Rosario, con una ordenanza de Basura Cero aprobada hace más de 15 años, podría ser un faro que muestre caminos y modelos para gestionar de manera exitosa los residuos, minimizando todo aquello que termina en basurales o rellenos. Sin embargo, la repetición y la insistencia, año tras año, de un modelo fallido, está dejando atrás a una ciudad que en algún momento supo inspirar políticas locales exitosas en otras latitudes. Hace pocos días, en el discurso de apertura de sesiones, el intendente Pablo Javkin dedicó 70 segundos a hablar del tema de los residuos. En esos 70 segundos, dijo cinco veces la palabra “contenedores”. Apenas una vez la palabra “separación”. En ninguna ocasión se refirió a los cartoneros o recuperadores de residuos. Pareciera que la imaginación del Ejecutivo se encuentra contenerizada… Se sigue repitiendo un modelo que ya ha demostrado no funcionar, un modelo centrado en la higiene urbana, que deja a la separación en origen, el reciclaje y el compostaje en un lugar marginal. Con 30 años de experiencias de separación en origen, menos del 3% de los residuos se separan en los hogares. El resultado es que seguimos llevando al mega-basural de Ricardone unas 800 toneladas diarias de residuos, en incumplimiento rampante de lo que estableció la ordenanza Basura Cero. Así, gastamos unos 18 millones de pesos por día sólo en pagarle a la empresa que opera este mega-basural. Se trata también de un modelo al que le cuesta reconocer el trabajo de los miles de cartoneros y cartoneras que hoy recuperan residuos en la ciudad, y que pese a las condiciones adversas son el principal eslabón de los circuitos realmente existentes de reciclaje. Menos aún concibe cómo integrar ese trabajo en un sistema público de reciclaje. En el año 2011, junto a otras organizaciones, empezábamos a decir que la ciudad tenía un modelo “higienista”, que no priorizaba la separación y la recuperación de materiales. Ya en ese entonces, sosteníamos que el uso de contenedores en vía pública, ícono de este modelo higienista, dificultaba cualquier estrategia viable de separación en origen de residuos. El argumento básico es que es un sistema anónimo de disposición inicial de los residuos, lo que imposibilita cualquier modalidad de fiscalización y sanción. La mala calidad de los materiales de los contenedores naranjas que están en las calles es una prueba de este problema. Es relevante recuperar lo que expresó el propio Pablo Javkin acerca de los contenedores, allá por 2019, como candidato a intendente. En ese momento, sostuvo que en áreas de alta densidad poblacional “la contenerización parece ser la opción menos nociva para mantener la ciudad limpia”. No obstante esta curiosa defensa parcial del sistema, agregó que “Planteamos un giro que apunta a la disminución y eliminación progresiva del sistema de contenedores”. La verdad es que hace ya varios años que diversos funcionarios, reconocen en privado que el sistema de contenedores complica la separación. Pero luego, a la hora de decidir el rumbo a tomar, se siguen repitiendo las mismas recetas. Por nuestra parte, las organizaciones venimos presentando a lo largo de los años diversas propuestas para avanzar en un nuevo modelo de gestión de residuos. Creemos que es necesario jerarquizar la separación en origen, a través de sistemas puerta a puerta, para recuperar tanto los materiales reciclables como los compostables; desarrollar políticas públicas que propicien la co-gestión de los residuos reciclables con el sector de cartoneros y cartoneras, mejorando sus condiciones de trabajo y sus ingresos; incorporar el tema de los residuos en la planificación urbana. Hace falta poder imaginar otras posibilidades. Y también es relevante abrir espacios de diálogo con diversos actores. Estamos en un tiempo clave para poner en marcha propuestas realmente innovadoras. Y si lo vemos en el contexto de la situación planetaria, posiblemente no tengamos muchas otras oportunidades. Más información: – Proyecto de modificación de la ordenanza Basura Cero (2021) – Basura Cero 2020: Propuestas de la sociedad civil – Declaración de ONGs a los tres años de la aprobación de Basura Cero (2011) |