Las organizaciones sostienen que el problema principal radica en el uso masivo de artículos descartables. “Una drástica reducción en la producción y el uso de artículos y envases descartables debería ser uno de los principales focos de las políticas públicas que apunten tanto a un manejo sustentable de los residuos como a un uso más racional de los bienes comunes”, expresaron.
“Reemplazar bolsas de plástico descartables por biodegradables, de papel u oxobiodegradables no soluciona nada en la medida que sigan siendo descartables o de corta duración. No hay un fundamento técnico que justifique este reemplazo de manera generalizada. Al contrario en algunos casos como en ciertas bolsas biodegradables o en las de papel, un reemplazo en esa dirección podría implicar impactos mayores por ejemplo en términos de la deforestación y el cambio climático”, agregaron.
Estas afirmaciones se basan en varios estudios que utilizan la metodología de análisis de ciclo de vida para comparar los impactos ambientales de distintas opciones para el acarreo de mercaderías. Desde esta perspectiva se estudian los impactos de las bolsas no sólo como residuos, sino de manera más amplia, a lo largo de toda la cadena de producción, desde la extracción de materias primas, transporte, procesamiento en fábricas, hasta su descarte.
Los distintos estudios son en general coincidentes en señalar que las alternativas descartables o de corta duración no permiten una reducción de los impactos ambientales; en cambio hay una clara evidencia a favor del uso del bolso de los mandados, el cual permitiría reducir el consumo energético, la contribución al cambio climático, la utilización de agua y la contaminación en general.
Una mención especial se la llevan las bolsas denominadas “oxobiodegradables”, las que las organizaciones calificaron directamente como “una estafa, una iniciativa de maquillaje verde que lamentablemente se está generalizando y de la que ni siquiera se han probado sus supuestos beneficios y menos evaluado sus riesgos”.
“No sólo se requieren políticas públicas relativas a la producción y diseño de envases sino también una mejora sustancial en las estrategias educativas y de acceso a la información tal que permitan paulatinamente cambios en nuestros hábitos de consumo”, finalizaron.