La sombra del fracaso en Copenhague se fue alejando conforme pasaban las horas y a pesar de que algunos decían que el proceso estaba muerto, los gobiernos mostraron que son capaces de cooperar entre ellos y que pueden avanzar para lograr un acuerdo global.
Esto es lo que los gobiernos acordaron en Cancún:
- En el tema financiero, los gobiernos establecieron un fondo climático que permita entregar los recursos necesarios para que el mundo en desarrollo enfrente el cambio climático y frene la deforestación. Sin embargo, falta aún establecer la forma en que se proveerá dicho dinero.
- Otro tema importante que salió de Cancún tiene que ver con el mecanismo que protegerá los bosques tropicales al mismo tiempo que sea salvaguarda de los derechos de las comunidades indígenas y la biodiversidad. El acuerdo REDD (Reducción de emisiones por deforestación y degradación) aún tiene algunos puntos críticos pendientes que deben ser definidos y reforzados en los siguientes meses.
- Los gobiernos no sólo reconocieron la brecha existente entre los actuales niveles de reducción de emisiones ofrecidos por los países y las emisiones que deben ser reducidas de acuerdo con lo que la ciencia establece. Además de eso, establecieron que la reducción de emisiones debe también estar en línea con lo que dice la ciencia –entre 25 y 40 por ciento de reducciones para el 2020- y que necesitan mantener el incremento de la temperatura muy debajo de los 2 grados.
Podría haberse logrado más en Cancún, si no hubiera sido por la negativa influencia de Estados Unidos, Rusia y Japón. Ahora, todos los gobiernos tienen mucho trabajo por hacer: mantenerse en línea con lo que acaban de acordar, es decir, redoblar sus esfuerzos de reducción de emisiones. Esto es sólo el comienzo.
Este año el mundo experimentó más consecuencias vinculadas con fenómenos asociados al cambio climático -temperaturas record, desastres catastróficos, el creciente derretimiento del Ártico. Estas son las razones por las cuales el siguiente año, Durban, Sudáfrica, debe ser el lugar donde lleguemos a un acuerdo global que sea justo, ambicioso y legalmente vinculante, que nos permita ayudar a que los países erijan una economía verde que nos permita saber y contabilizar a aquellos que contaminan.
A partir de hoy en cada lugar del mundo, la sociedad civil debe presionar a sus políticos para asegurarse de que redoblen esfuerzos a nivel local y lleguen a Durban listos para sacar el acuerdo global que hemos esperado.