Según el reporte de Greenpeace, sólo considerando tres metales presentes en un teléfono celular (oro, plata y cobre) y teniendo en cuenta los 10 millones de celulares descartados en Argentina en 2011 se estima un desperdicio de: 228 kilogramos de oro equivalente a 12.462.480 dólares; 1.750 kgs. de plata por 1.855.000 dólares, y 81.000 kgs. de cobre equivalente a 664.200 dólares; lo que representa un total de 14.981.680 dólares.
“Uno de los argumentos más utilizados a favor de la explotación minera es que la actividad provee materias primas para la producción de aparatos eléctricos y electrónicos que se renuevan y actualizan constantemente. Esta posición, además de ser una celebración irracional de la sociedad de consumo, no contempla la urgente necesidad de reciclar y recuperar los minerales que ya fueron extraídos y utilizados en la etapa de producción de un aparato que hoy es tirado literalmente a la basura”, señaló María Eugenia Testa, Directora Política de Greenpeace.
Cada argentino genera alrededor de 3 kilogramos de basura electrónica por año, lo que representa 120 mil toneladas anuales. Se calcula que alrededor del 50% de estos residuos están arrumbados en oficinas, hogares, entes públicos o depósitos, más del 40% es arrojado a basurales y rellenos y cerca del 10% ingresa en esquemas informales o formales de gestión de residuos.
Entre los materiales presentes en los aparatos, el porcentaje más alto de eficiencia de reciclado lo tienen los metales; siendo el oro el que encabeza la lista. A pesar de estar presente en muy bajas cantidades en celulares y computadoras, el oro es considerado un “metal noble” lo que significa que puede ser reciclado una infinita cantidad de veces. Asimismo, la industria de reciclaje de cobre es capaz de recuperar virtualmente el 100% del cobre utilizado, creando muy poco o ningún desecho. En el informe se señala además la alta eficiencia en el reciclado del aluminio, del acero (2) y del níquel entre muchos otros.
Greenpeace en su informe denuncia además la irracionalidad de los beneficios fiscales otorgados a la actividad minera “una actividad intrínsecamente no sustentable”, frente a las trabas y la falta de promoción de una industria del reciclado.