La industria nuclear ha transitado un opaco, silenciado y descontextualizado recorrido, salvo cuando por su escala y gravedad, era imposible invisibilizarlo. En 1986 ocurrió el accidente de Chernobyl (Ucrania, zona agrícola con pequeñas y medianas `poblaciones) donde se producen todavía nacimientos con malformaciones genéticas, es necesario construir un segundo sarcófago de protección, etc. etc. El 11.03.11 la catástrofe en Fukushima Daichi (Japón), con un costo de 25 mil muertos y desaparecidos que, transcurridos 29 meses, toneladas de aguas radioactivas no pueden ser controladas. “…un accidente que no se detiene” nos advertía el experto Arjun Makhijani. No se ha podido acceder a dos reactores afectados y su depósito de combustible agotado continúa inestable y su manipulación-transportación es una fuerte incógnita.

A la luz de lo ocurrido no pueden ignorarse las diferencias de la usina rusa y nipona. Asia es la región más poblada del planeta y de creciente urbanización, Tokio es la mayor Area Metropolitana del mundo (en sus proximidades Seúl en segundo rango) y su hinterland, extremadamente sensible, complejo y conflictivo. Japón del exclusivo club del Primer Mundo, es un país científica y tecnológicamente de avanzada, que ante el 11.03 demostró “…descoordinación, incompetencia, falta de previsión, irregularidades y donde nadie había previsto planes efectivos de evacuación…” (Yotaro Hatamura, informe oficial). El complejo Fukushima se encuentra a sólo 150 Km. de la capital japonesa y hasta la fecha la comunidad científica no puede explicarse como no se produjo una explosión similar o peor que Chernobyl. “…un accidente semejante podría significar la evacuación de 35 millones de personas en Tokio, el cierre de medio Japón y comprometer la soberanía de la nación…” había afirmado Akio Matsumura (asesor en temas nucleares de la ONU.) en la Conferencia Económica Mundial en Davos.

Respecto de megaciudades globales, es pertinente el informe de la Universidad de Columbia (EEUU) sobre un relevamiento de 211 plantas nucleares a nivel mundial que arrojó cifras alarmantes por sus relaciones de proximidad con áreas urbanas millonarias en habitantes: Pakistan, China, India,etc., etc, hasta incluso la ciudad de Nueva York (Indian Point) y 17,3 millones hab. (secretaria de Ciencia y Técnica UNR).

En nuestra región (con sólo el 2,79% en el total del producido eléctrico), los tres países con plantas nucleares de potencia (Brasil, Argentina y México), y su letal cercanía a sus ciudades mayores (100, 106 y 290 Km. respectivamente), han decidido la construcción de nuevas centrales; en tanto y simultáneamente se articula en el continente una gestión más autonómica. La definición de una matriz energética está directamente vinculada con la seguridad colectiva en primer lugar, y estilos de desarrollo. Los cientos de miles de muertos y mutilados por accidentes nucleares y su prolongada secuela no resultan precisamente virtuosos (más allá de la discrepancias en sus cifras), ni sostenible sus desechos, por miles de años radioactivos. Información veraz, transparencia y participación colectiva posibilitarán el ausente y necesario debate para la permanencia en nuestro habitat común. En el mientras tanto, Jean Zeigler

(académico suizo, relator de la ONU, DDHH) había denunciado: “…el lobby nuclear ha conseguido que la Organización Mundial de la Salud (OMS) renuncie a ocuparse de las víctimas de las catástrofes nucleares” (Acuerdo WHA 12-40 OIEA-OMS.). ¿No será pertinente para los tiempos nuevos, pensar alternativas seguras y diferentes?