No disponemos aún de los números correpondientes al 2012. Sin embargo no podemos suponer que haya cambiado significativamente la situación, ya que desde la Municipalidad hubo muy pocas acciones al respecto.
El programa de Hogares Verdes es interesante, pero su escala aún es muy baja, lo que hace difícil que incida significativamente. El objetivo era llegar a fin de año con 1000 hogares involucrados, es decir alrededor del 0,3% de los hogares de la ciudad. Es un paso adelante y es valioso el compromiso de las familias y organizaciones involucradas. Pero es preocupante que la Municipalidad siga sin articular una política coherente y de mayor alcance respecto a una gestión sustentable de los residuos.
Recién a comienzos de este mes hubo un nuevo impulso a la separación en origen con los cambios en la modalidad de islas, simplificándola y aumentando la cantidad de puntos a los cuales llevar materiales reciclados, respondiendo así a la demanda de muchos ciudadanos.
Por lo demás en el año no hubo otros avances destacables, más allá del proceso de instalación de la planta de separación y compostaje. A este respecto sólo queremos señalar que el modelo de tratamiento que plantea el proyecto, con separación en planta y no en origen, no es adecuado para lograr una gestión realmente sustentable de los residuos. Pero incluso, si lo consideramos un avance (con algunos reparos lo es), no podemos dejar de constatar los largos tiempos que median entre los anuncios y la materialización del proyecto: el primer anuncio público se hizo a mediados de 2007.
Nos surgen algunas inquietudes. La primera es qué sucederá con la modalidad de separación Puerta a Puerta. Muchos municipios de Argentina y otros países están apostando a estos sistemas para garantizar una buena separación, considerando que los sistemas de contenedores no dan buenos resultados. Es preocupante que en distintos momentos se haya sugerido la posibilidad de dar de baja a esta modalidad. La segunda es respecto a los residuos orgánicos, que representan casi el 50% de los residuos. Cuando se anunció el cambio en la modalidad de islas se dijo que en el 2013 la ciudad comenzará a separar residuos orgánicos. Pero hasta el momento no se ha dicho cómo. El sistema de contenedores elegido por la Municipalidad complejiza la logística de disposición inicial y recolección necesarios para sostener la separación. Lamentablemente creemos que no hay demasiada previsión acerca de cómo se operativizará esta incorporación de la fracción orgánica.
La Municipalidad sigue estando en deuda. Y esta deuda es principalmente de gestión. Separar residuos no se trata sólo de cambiar nuestros hábitos, sino también de qué servicios y acciones desarrolla la Municipalidad en el marco de un sistema integrado de recuperación. Lamentablemente las decisiones de fondo, las que definen en sus grandes rasgos el sistema de gestión, no se han puesto en discusión de manera abierta. Durante todo el año se hicieron varios reclamos respecto al proceso licitatorio del pliego de recolección; la respuesta fue poco más que un silencio. Por allí pasan las grandes líneas definitorias de la gestión y la discusión que hubo fue muy limitada y condicionada. La semana anterior se salió repentinamente del mutismo para anunciar que la licitación se definirá antes de fin de año.
Los inconvenientes ocurridos en la semana con la recolección nos sugieren las siguientes reflexiones. La primera, la más evidente, es la desaprensión de muchos ciudadanos respecto al manejo de los residuos y al cuidado del espacio público. Pero esta constatación casi trivial no puede desvincularse de otra menos obvia: en todos estos años hubo una política de gestión de los residuos que aunque discursivamente apeló a la responsabilidad en el manejo de los residuos, implementó un sistema que genera lo contrario: los contenedores y el sistema de recolección más bien desresponsabilizan al ciudadano por el manejo de los residuos que genera, le garantiza una manera de ocultarlos rápidamente de la vista. Nos incomodamos cuando vemos y olemos la basura cerca, pero nos olvidamos totalmente de ella cuando es trasladada lejos y afecta a otras personas. El conflicto ocurrido puso en imágenes la cantidad de basura que se genera, recreando una muy pequeña muestra de lo que sufren a diario los vecinos del relleno sanitario de Ricardone, adonde terminan los 800.000 kilos diarios de basura que producimos los rosarinos.
En segundo lugar no podemos evitar pensar en si hay alguna relación entre estos hechos y el interés de la empresa que quedaría afuera del negocio de la recolección. El hermetismo con que se ha conducido el proceso licitatorio nos deja nuevamente fuera de entender las posibles motivaciones y en cierta manera el Ejecutivo quedó preso de esta decisión a la hora de intentar explicar la situación.
Las organizaciones que venimos siguiendo el tema, participando de la Comisión de Seguimiento y de los espacios de discusión que podemos, hemos intentado aportar elementos y sugerencias para poder avanzar en el cumplimiento de la ordenanza de Basura Cero. Valoramos los intercambios realizados con representantes del Ejecutivo y concejales, pero cada vez más sentimos que debatimos sobre pequeñeces mientras las grandes decisiones pasan por otro lado. Por ello hace más de un año que empezamos a pedir una audiencia con la Intendenta, Mónica Fein, sin respuesta hasta ahora. Está en manos de los funcionarios decidir si llegaremos en algunos años a situaciones límite como la que vive hoy el área metropolitana de Buenos Aires, o si reaccionaremos a tiempo.
* Representantes de Taller Ecologista y Los Verdes, respectivamente.