En agosto de 2006, el gobierno del entonces presidente Néstor Kirchner anunció la decisión de finalizar la construcción de la central nuclear Atucha II (CNA II), una obra que había comenzado a desarrollarse en 1981 y que, según el plan original, debería haber entrado en funcionamiento en 1987. La decisión oficial de concluir esta obra vino de la mano de un plan de reactivación de la actividad nucleoeléctrica en el país que apostó a consolidar la energía nuclear como opción para la generación masiva de electricidad.
Si bien esta nueva situación plantea un conjunto de interrogantes y da lugar a múltiples debates respecto del rol del Estado en el sector energético, de la utilización de las distintas fuentes de energía y de la estructura de su consumo, entre otros, este informe desarrolla específicamente los aspectos financieros del proyecto de construcción de la CNA II.
Este documento sobre el financiamiento de Atucha II, lejos de cualquier abstracción y como aporte necesario para la discusión, deja en evidencia lo que ya se ha convertido en una verdad fáctica respecto de los emprendimientos nucleares, y se aplica particularmente en este caso: los costos de una apuesta a la generación nucleoeléctrica superan ampliamente los que podrían representar otros proyectos para cualquiera de las fuentes alternativas renovables de energía.