El sistema energético predominante a nivel regional y mundial es altamente dependiente de los combustibles fósiles, los cuales inciden en el calentamiento global y producen grandes impactos socioambientales, sobre todo en las zonas cercanas a la extracción. A este ritmo de voracidad capitalista, la demanda energética seguirá creciendo, y con ella las desigualdades de este sistema excluyente y poco democrático. Pablo Bertinat, miembro de Taller Ecologista, Ingeniero Electricista y Magister en Sistemas Ambientales Humanos, aporta su perspectiva y herramientas necesarias para caminar hacia un sistema energético acorde a los derechos humanos y de la naturaleza.

-Creemos que el proceso de transición energética -sobre el que hay muchos debates- tiene que incluir varios ejes centrales, uno debiera ser la desmercantilización, que es sacar a la energía de la lógica del mercado capitalista para ponerla en una lógica de derechos, esto implica que pensemos en forma de autoabastecimiento de la energía, no necesariamente con formas mercantiles y capitalistas, sino otras formas de relacionamiento entre la sociedad, la naturaleza y la energía.

En segundo lugar creemos que es indispensable disminuir la desigualdad energética, eliminar la pobreza energética y, tal vez, utilizar la energía como un elemento de redistribución de la riqueza.

En tercer lugar, la desfosilización de la matriz, o sea, bajar el contenido de fósil, incrementar el contenido de fuentes renovables no convencionales, sabiendo que también puede ser impactante y que hay que trabajar para que no lo sea. Democratizar el sector energético, o sea, establecer procesos y mecanismos de participación ciudadana para que las decisiones energéticas puedan pasar por otros rubros. Desprivatizar, fortalecer lo público, creemos que es importante toda la forma de lo público, no sólo lo estatal.

 -Estaríamos hablando de un cambio de paradigma, un cambio más profundo que sólo salir de la matriz fósil…

-Sí, el proceso de transición energética deseado, es mucho más que cambiar la fuente a renovables, con eso no alcanza, es una condición necesaria pero no suficiente, hay que cambiar el sistema.

Otro de los ejes es cómo pensamos a futuro cambiar las pautas de consumo. Vamos hacia un mundo con menos energía, seguramente, porque los fósiles se tienen que terminar, porque los minerales no alcanzan para las renovables en el nivel de crecimiento que están teniendo, y en ese marco pensar cómo establecemos diferentes pautas de consumo. Esto no lo va a hacer el status quo, no lo va a hacer la economía convencional, esto si no lo hacen los sectores populares, el construir otras formas de satisfacción de necesidades con menos matriz de energía, no va a poder ser resuelto. Por eso es importante el trabajo en diferentes niveles, político, social, académico, etc.

-Dentro del actual contexto de avance global de las derechas, ¿cómo podemos analizar las posibilidades reales de concretar el derecho humano a la energía?

Es una disputa muy fuerte, estamos en un contexto complejo, de reinserción del neoliberalismo y, justamente una de las pautas centrales que planteamos es eliminar todas las herramientas que el neoliberalismo instaló en el sistema energético. Tengamos en cuenta que en casi todo el continente, y en particular en nuestro país, todas las leyes que gobiernan el sector energético, son de los 90, de privatización, las cuales generaron toda una lógica de funcionamiento del mercado capitalista del sector de energía, que nunca fueron modificadas por los gobiernos siguientes. Podemos empezar por derogar las leyes de privatización que hoy están vigentes, pensar en otras lógicas, fortalecer las formas de lo público, como las cooperativas, al mismo tiempo que desprivatizamos, es clave.

Es importante desarticular la estructura del mercado capitalista para fortalecer otras lógicas de funcionamiento que tengan que ver con la solidaridad, la complementariedad, la descentralización, la desconcentración, y en ese marco pensar cuáles pueden ser procesos que sean sinérgicos con estas lógicas de derechos. Siempre hablando de derechos como un atributo que debe ser titulado en conjunto entre los derechos humanos y los derechos de la naturaleza, poder pensarlos articuladamente.

-Y en este sentido, no son pocas las experiencias que se están desarrollando en diferentes países del mundo…

-Sí, hay muchas experiencias, parciales muy particulares, interesantes, vinculadas a las cooperativas de consumo, de generación, etc. en diferentes lugares del mundo. También, los procesos de ciudades en transición, los procesos de luchas contra los aumentos en las tarifas tienen que ver con esto.

El tema es cómo articular todas estas cuestiones, hay muchas experiencias parciales que pueden ser apropiadas, fortalecidas, articuladas, esto nos permitirá construir esta mirada que buscamos, que no es sencilla, pero que creemos necesaria.