El proyecto audiovisual “Un alimento, una historia”, nació en el marco de la plataforma interactiva Ecoalimentate, de la mano de Taller Ecologista. Busca acercar a productores de alimentos sanos, con los consumidores, sin intermediarios ni especulación. Dar a conocer las voces de quienes trabajan desde el paradigma del cuidado de la Vida, poniendo en valor lo importante de conocer el origen de cada alimento, y con ello, lo humano que hay detrás.

"Un alimento, una historia" nos acerca al corazón de la tierra con todo lo que ella nos ofrece. Nace en el marco de la plataforma interactiva Ecoalimentate (www.ecoalimentate.org.ar), de la mano del área ‎Soberanía Alimentaria‬ de Taller Ecologista, ONG rosarina con 30 años de trabajo socioambiental.

A través de 20 video-historias relatadas por productores/as de alimentos de Rosario y la región, que en sus prácticas cotidianas no utilizan agrotóxicos, este proyecto busca acercar las voces de quienes trabajan desde el paradigma del cuidado de la Vida, busca poner en valor lo importante de conocer el origen de cada alimento, y con ello, lo humano que hay detrás.

En el marco de la IV Feria Nacional de la Red de Comercio Justo del Litoral, realizada entre el 18 y 20 de septiembre en nuestra ciudad, se presentaron las video- historias: “El huerterito”, Parque huerta "Molino Blanco", huerta "Sueños cumplidos", Bate Fruta (dulces y jugos naturales concentrados); y chacra "El Buen Vivir" (Córdoba).

Unos meses antes, en julio, el proyecto había sido lanzado públicamente también en este hermoso lugar, el Almacén de las 3 Ecologías, ubicado en Pte Roca y el río. Allí se proyectaron los seis primeros videos: Intysol, Vanesa la milanesa, Lobito Cambá, Paihuen del alba, La Tablada (huerta) y Huerta Sana.

Cada video muestra no sólo quienes producen tal o cual alimento sino, qué los motiva e impulsa a hacerlo, intentando rescatar las diversas historias, energías y sentimientos que atraviesan a nuestros productores y elaboradores, y que impacta directamente en la energía de los alimentos que consumimos.

Asimismo, el proyecto pretende convocar al consumidor/a a que piense en los beneficios de un alimento sano, seguro y soberano cuando elige qué llevarse a la boca. De este modo se estimula la transición hacia un consumo consciente y responsable.

Con la puesta en marcha de este proyecto, desde Taller Ecologista queremos contribuir a tres principios esenciales de la soberanía alimentaria:

Fomentar el consumo de alimentos locales. El consumo local implica menor uso de combustible fósil, ya que los alimentos no deben trasladarse desde largas distancias; menor uso de insumos y tecnología de conservación resultando un alimento más fresco y más sano; la generación y el sostenimiento del trabajo local; la posibilidad de un contacto cercano con quien está produciendo.

Apoyar la producción y el consumo de alimentos libres de agrotóxicos. Cuando se elige un alimento agroecológico y/u orgánico, es decir, libre de agrotóxicos, uno beneficia su salud y la salud de quienes producen y manipulan alimentos.

El no uso de agrotóxicos en la producción genera múltiples beneficios, se protege el ambiente y la biodiversidad, no se contamina el agua, la tierra ni el aire.

Además, la agricultura agroecológica mitiga el cambio climático al reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de la quema de combustibles fósiles y al eliminar el uso de fertilizantes químicos y agrotóxicos fabricados con derivados del petróleo.
Escogiendo este modo de producir el productor se vuelve autogestivo y libre, menos dependiente del mercado de agrotóxicos, semillas híbridas y transgénicas y otros supuestos “avances” tecnológicos, aumenta sus posibilidades de evitar el desarraigo y la migración, entre otros beneficios que repercuten directamente en incrementar el bienestar de la sociedad.

Enriquecer y fortalecer el tejido social. La cercanía, la familiaridad, la confianza, lo ético son todos valores que promueve este otro modo de intercambio entre el productor y el consumidor. Los productores libres de agrotóxicos en nuestra ciudad han construido otros circuitos por donde transita su producción, así nos encontramos con las ferias,  los mercados de la economía social, los comercios cooperativos, los grupos de consumo y el compre directo al productor de alimentos.

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