“En Argentina tenemos una estructura energética muy dependiente de los combustibles fósiles, básicamente petróleo y gas, inclusive depende más de estos combustibles que el promedio mundial y que el promedio latinoamericano”, explicaron Pablo Bertinat y Juan Salerno durante el encuentro que tuvo lugar este miércoles en la Biblioteca Ecológica Amigos del Parque Urquiza.

El modelo energético nacional está “en apuros” y complicado, cerca del 90% de las fuentes primarias utilizadas en el país corresponden a petróleo y gas, recursos escasos y de alto impacto ambiental. Desde la perspectiva del consumo, el sector residencial viene creciendo en el consumo ineficiente de energía, dejando a la vista también modos no sustentables de construcción edilicia.

“Casi un 90% de las fuentes primarias de energía que utilizamos son petróleo y gas, son combustibles que escasean en el país y que tienen un fuerte impacto en su utilización, por la emisión de gases de efecto invernadero (que producen el calentamiento global), y por los impactos regionales en los lugares donde se extraen. Esta situación hace que sea preocupante nuestra estructura energética porque dependemos de dos combustibles escasos. En los últimos años nos hemos convertido en importadores netos de combustibles (en particular de gas) para poder sostener esta estructura”, analizó Bertinat.

Nuestro país importa gas para poder sostener su estructura energética, por lo que necesita divisas para pagar la importación energética, un tema para no soslayar, más aún si se tiene en cuenta que existen numerosas formas alternativas de producir energía, y que en el corto plazo perfectamente puede hacerse un uso eficiente de la energía, sólo es cuestión de conciencia y de decisión política y social.

Según datos de la Secretaría de Industria, el sector de transporte es el primer consumidor (25%), le siguen el sector residencial con un 23% e industrial con un 20%. “Es una preocupación que no se piense en el tema energético de forma estructural. No pensamos que el sector de transportes es un sector energético, sin embargo, la mayor cantidad de energía se utiliza en el transporte. Esto hace necesario repensar toda esta estructura, más allá de los accidentes y el tráfico, hay que considerar todas las implicancias energéticas del transporte en el país; y lo mismo con los otros sectores”, señalaron los expositores.

Otro de los datos relevantes ofrecidos en la charla dejó a la vista otra de las grandes desproporciones entre Buenos Aires y el resto de las provincias: sólo en el Gran Buenos Aires y provincia se consume el 51% de la energía total del país.

¿A qué tipo de construcciones le destinamos energía?

“Prácticamente la mitad de la energía del país se consume en las estructuras edilicias, ya sean edificios públicos, residenciales o de industrias. Esto tiene que ver con la calidad de la infraestructura que se realiza, que intrínsicamente puede ser eficiente o no. Definir las características con las cuales se desarrolla la infraestructura es sumamente importante porque estamos hablando de construcciones que duran decenas de años, y esto hipoteca un futuro energético para el país que va a necesitar esa energía para sostener edificios altamente ineficientes, ya sea para la industria, el comercio, el gobierno o para las residencias”, señaló Bertinat, subrayando la necesidad de abordar nuevas técnicas constructivas que nos permitan hacer edificios más eficientes y sustentables.

En cuanto al avance de las políticas públicas para mejorar la situación energética, desde Taller Ecologista vislumbran pocas luces. “Han crecido mucho las opciones, las técnicas respecto de las energías alternativas, sin embargo, es mucho más lenta su aplicación. En el país tenemos normativas importantes, como el aislamiento en las construcciones pero en la mayoría de las provincias no son obligatorias. Hay herramientas para hacer construcciones diferentes, pero en general no se avanza porque el Estado no interviene más fuertemente, quien pone las reglas es el mercado”.

“Nos parece que faltan señales del Estado que prioricen o impulsen un sistema de construcción más eficiente que redunde en una mejora para el país. Tenemos que ver de qué manera desarticulamos la idea de la energía como mercancía y construimos la noción de energía como derecho, similar a lo que se ha estado haciendo con el tema del agua, pensando también que gran parte de la población accede a la energía en condiciones denigrantes”, sostuvo contundente Pablo Bertinat.

El ciclo organizado por Taller Ecologista, continua el miércoles 26 con la charla “Argumentos contra la incineración de residuos", coordinada por Mirko Moskat. En el encuentro se analizarán los impactos de la incineración de residuos considerando la producción de sustancias tóxicas, efectos sobre el cambio climático, aspectos energéticos, económicos y otras posibilidades realmente sustentables para la gestión de residuos.